La historia de Las chicas de la 6ª planta (2010), de Philippe Le Guay, se plantea por un pretexto que cambia la monótona existencia de Jean-Louis (Fabrice Luchini) y Suzanne (Sandrine Kiberlain),
un matrimonio burgués típico tópico que vive en París y que a la muerte
de la madre de Jean-Louis, su mujer, Suzanne, inicia cambios radicales
en el hogar para borrar cualquier recuerdo de la finada. La sirvienta,
fiel a su señora de toda la vida, se niega y acabará en la calle. El
señor sólo desea de una sirvienta que le sirva en su punto el huevo
pasado por agua del desayuno, pero el caos en la casa no tarda en
llegar, hasta que aparece un joven española, María, a la que da vida Natalia Verbeke,
con ella se abre la puerta de servicio que conduce a la planta 6ª, allí
viven un grupo de españolas que trabajan como "criadas" en el lujoso
edificio, así se denominaba a las chicas del servicio en los años
sesenta, época en la que está ambienta la película, y que son
prácticamente invisibles por no compartir ni escalera ni ascensor.
El punto perfecto del huevo pasado por
agua del desayuno, las curvas de María y el conocimiento de cómo viven
las mujeres de la 6ª planta consiguen una proletarización de Jean-Louis
que resulta inocente y anecdótica, pero que hará mejorar la vida de ese
grupo de mujeres que lo acogen con un cariño casi maternal y provoca que
Jean-Louis se aleje de Suzanne, su mujer, que cayendo en el tópico
tampoco le hace mucho caso y vive acomplejada en la falsa creencia de
que su marido no la encuentra todo lo glamurosa que ella piensa que él
la desea, cuando Jean-Louis patina con hormona y feromona por la joven
proletaria española.
La película es cariñosa con esas mujeres que viven en la sexta planta, no en vano al director Philippe Le Guay,
como a toda una generación de franceses acomodados, les crío una ellas,
y por ser un recuerdo de infancia se puede excusar el somero y tópico
retrato que hace de ese puñado de mujeres españolas interpretado por
actrices españolas y encabezadas por Carmen Maura, que hace de Concepción, la tía de María, y por cuyo papel ha sido galardonada con el Premio César a la mejor actriz secundaria 2012.
A mi gusto, el premio reconoce a la actriz más por su larga presencia
en el cine galo que por este papel secundario y coral, al que no
obstante la actriz le saca el poco jugo que tiene, le acompañan Lola Dueñas, una Carmen de ojos tristes, Berta Ojea, en Dolores, Nuria Solé, en Teresa, y Concha Galán, que es Pilar.
La película es amable por más que roce
ligeramente el tema político de España, las represalias de la posguerra y
que María se vea obligada a exilarse porque tiene un hijo de soltera. Natalia Verbeke está guapa y luce un cuerpo desnudo que hace que nadie ponga en duda que Jean-Louis no tenga más que ojos para ella.
La 6ª planta hace recordar la película Españolas en París (1971), de Roberto Bodegas,
allí su protagonista hacía un viaje a la inversa: iba a trabajar a
París y allí se quedaba embarazada de un chofer español que compartía
esa 6ª planta destinada al servicio. A esa joven la daba vida Ana Belén,
en su primer papel cinematográfico adulto, y la palabra “fin” salía
sobre la imagen de la joven actriz abrazada a su niño mientras Paco Ibáñez cantaba a Goytisolo.
En españolas en París (1971)
sólo se planteaba el exilio económico y se rodó bajo la censura
franquista, pero dejaba un sabor más amargo que está festiva lectura que
hace Philippe Le Guay de lo español, y que no dudo que
sea porque se trata de un recuerdo de infancia que dicen que es el
patio en el que jugamos el resto de nuestra vida. ¡Ah!, y felicidades
doña Carmen por ese premio César, uno más que se suma a la larga lista
con Almodóvar y sin Almodóvar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario